Para las madres que luchan con niños pequeños en la reunión sacramental

Por Irinna Danielson @ www.lds.org/blog

Tengo un niño de dos años. Y él es terrible, bueno, no todo el tiempo, pero el último domingo en la Iglesia (donde se supone que debemos tener nuestro mejor comportamiento), él fue el niño símbolo de los terribles dos años.

Sabía que las cosas estarían complicadas cuando le pidieron a mi esposo que ayudara en repartir la santa cena. Genial…. Yo y mis cuatro hijos, incluyendo el mencionado “terrible de dos años”, solos a nuestra suerte.

Las cosas se pusieron mal aun antes del himno sacramental. En primer lugar, él bebe comenzó a tirar el himnario de arriba abajo. Luego de ocuparme de eso, una pelea sobre las galletitas dejo a mi hijo de cuatro años llorando, y mientras trataba de cubrir su boca y consolarlo, mi hijo de dos años prácticamente había logrado empujar a su hermana mayor para librarse y salir corriendo por el pasillo. Sip, hoy fui “esa mama que no puede controlar a sus hijos”. Inmediatamente tome al de cuatro años llorando, agarre al de dos años y salí al pasillo fuera de la capilla.

No se calmó una vez fuera. En el pasillo, mi hijo estuvo corriendo por todos lados para escapar de mi mientras trataba de rallar unos papeles que había dejado en una silla, y cuando por fin logro abrir las puertas que daban hacia fuera de la capilla, casi lo dejo ir nomas… casi.

Ya en ese momento otras tres madres se habían unido a mí en el pasillo tratando de controlar a sus ingobernables hijos. La oración de la santa cena ya se había dado y un poseedor del sacerdocio cortésmente salió al pasillo para darnos a todas la oportunidad de participar de esta sagrada ordenanza. La única cosa era que, yo no me sentía participando en algo sagrado. No hubo un tranquilo momento para reflexión. No hubo tiempo para pensar en su significado. Sentí mucho como simplemente estar tomando un pedazo de pan y bebiendo una copa de agua, y tratando con todas mis fuerzas de asegurarme de que mi hijo solo tomara una.

No estaba manejando muy bien esto, especialmente al pensar que solo un par de días antes había leído decenas de maravillosas respuestas que daba la gente en las redes sociales respecto a un artículo que preguntaba cómo hacer de las sacramentales algo especial. Pensaba: “no puedo hacer ninguna de esas cosas, especialmente con este hijo mío. Es imposible para una mama como yo de tener una experiencia espiritual durante la repartición de la santa cena”.

Pensé que el domingo estaba arruinado, así que volví a la capilla después de que la santa cena hubo terminado y la reunión de testimonios hubo comenzado. El primer testimonio que escuche cambio enteramente mi perspectiva del día.

Una hermana compartió como ella estaba leyendo sus escrituras en el libro de Mosiah y llego a un versículo que hablaba acerca de tener un “reluciente testimonio” (Mosiah 3.24). Ella amaba el pensamiento de tener un reluciente testimonio tal como los profetas y apóstoles en las escrituras y quería hacer cambios en su vida para disfrutar esas bendiciones. Ella tiene cuatro niños pequeños, tal como yo, y hablo acerca de lo agitados que podían ser los domingos. Para combatir esta locura, ella compartió que había comenzado a orar fervientemente por experiencias espirituales cada domingo de manera que pudiera ayudarla a tener un testimonio reluciente. Ella se emocionó cuando dijo que cada vez que oraba con fe pidiendo una experiencia que fortaleciera de su testimonio los domingos, esto llegaba. Algunas veces ocurría en la capilla, otras veces no pasaba hasta que llegaba a su casa y en ocasiones este tierno momento no llegaba hasta prácticamente el final del día. El punto es que llegaba. Así como ella oraba con fe, el Padre Celestial respondía su oración con una experiencia fortalecedora cada domingo.

Por esos tres minutos en la reunión sacramental, todos mis hijos permanecieron quietos. Pude ser capaz de escuchar su testimonio y eso era todo lo que necesitaba oír. Al sentir el espíritu, mis ojos se humedecieron con lágrimas. Yo necesitaba orar por ayuda cuando fueran los domingos. Pero también sentí que necesitaba darme un descanso a mí misma. Las experiencias espirituales no están limitadas a los pocos minutos cuando se reparte la santa cena. Este es el ideal, pero no la realidad para muchos. Mis hijos nunca se van a sentar perfectamente reverentes (al menos en algunos años). Mi hijo de dos años quizás nunca se entretenga con su “libro sacramental” con dibujitos de Jesús. Pero eso no significa que el domingo tenga que ser un fracaso. Algunas veces, todo lo que se necesita es un momento, solo un minuto de sentir el Espíritu para rejuvenecerte lo suficiente para la próxima semana. En ese domingo, ese testimonio, esos tres minutos, era toda el rejuvenecimiento que yo necesitaba.

Si, los domingos pueden ser largos y difíciles. Pero como la esposa de mi obispo y madre de seis (tres de ellos menores a cuatro) escribió en Instagram “He comenzado a darme cuenta que el Padre Celestial esta esforzadamente tratando de enseñarme algo muy importante en este mismo momento, algo que bendecirá mi vida en maravillosas maneras”.

Así que para cada madre luchando con un niño pequeño en la reunión sacramental: tu no estás sola.

Otra persona escribió en Instagram que “con nuestros 4 niños pequeños bajo los 6 años, toma algún trabajo lograr que la reunión sacramental sea algo más que solo otra reunión. Pero hemos encontrado que si diligentemente buscamos por el espíritu… lo encontramos. Y cuando tengo espíritu CONMIGO mis hijos pueden ver esto y tratan de hacer lo mejor para dejar que papa y mama puedan escuchar el espíritu y aprender”.

Otra persona comentaba que “tengo niños pequeños, por lo cual reflexionar sobre el Salvador y lo que tengo que mejorar durante la semana es muchas veces difícil durante la sacramental. He descubierto que si me tomo un rato durante la noche del sábado para reflexionar sobre mi semana y hacer una lista de cosas que estoy haciendo bien y las cosas que debo mejorar, yo estoy mejor preparada para la reunión sacramental del día domingo”
Estos comentarios y el testimonio de la hermana de mi barrio me ayudo a preparar una lista de tres cosas que me pueden ayudar a tratar con mi hijo en la reunión sacramental. Quizás estas también les sean de ayuda:

1. Prepararse
2. Orar
3. Tener Paciencia

Podemos hacer la sacramental especial si nos preparamos para esta durante la semana o aun durante la mañana del domingo. De esa forma, aun si tienen que salir al pasillo con un desordenado chiquillo durante la sacramental, ustedes ya habrán reflexionado sobre las formas como podemos recordar a Jesucristo y de qué manera podemos servirle mejor.

Orar para obtener experiencias espirituales el domingo que nos ayuden a fortalecer nuestro testimonio, y aprender a darnos cuenta cuando estas llegan, tanto en la iglesia como en casa. Teniendo fe de que si uno ora por experiencias que fortalezcan el testimonio, estas van a llegar.
Y finalmente, tener paciencia. Los testimonios relucientes no se desarrollan en un par de un momento a otro, ni tampoco los niños reverentes.

Así que para cada madre luchando con un pequeño en una reunión sacramental: no se rindan.

“paz a tu alma. tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento” (DyC 121:7)

Tengo un hijo de dos años. Y es terrible. Bueno, no todo el tiempo. Y eso es algo que hay que recordar. Recordar los momentos especiales, tiernos, que ustedes tienen con sus hijos. Sus esfuerzos están funcionando, aun cuando el 99% del tiempo no parezca así.

10 Responses

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  1. 1

    Mi esposa siempre dice “cuando me siento triste o desanimada siempre trato de buscar algo que me recuerde cuanto me ama mi Padre Celestial, y veo ese amor en lo mas simple, en lo mas hermoso y sencillo que es la sonrisa de mi hijo pequeño, y mi dia se alegra inmediatemante”

    mi hijo es hiperactivo, es dificil para el mantenerse quieto, es verdad que en ocaciones se puede poner “dificil” el comportamiento en la iglesia, ahora yo batallo con 1 me imagino los que tiene mas je, muchos en la capilla se molestan por la “irreverencia” que pueden mostrar algunos niños, sobre todo cuando por X razon hacen ruido, lloran, hablan, etc. , solo escucho los clasicos SHHHHH con caras molestas, pero un dia aprendi algo, que al pasar esto tenemos la oportunidad de servir a otros,

    en una ocacion me encontraba en una asignacion en el la mesa sacramental, asi que mi esposa se quedo sola con mi hijo y bueno fue un show, empezo a llorar y no podia callarse, mientras cantabamos el himno sacramental no paraba de llorar, como dije empezaron los clasicos SHHHHH, y mi esposa buscaba como hacer que guardara silencio, pero entonces el obispo desde el estrado se levanto mientras cantaban el himno fue hacia mi niño lo acaricio y le dio una paleta, inmediatamente mi niño se callo, él regreso y continuamos con el servicio, el hizo algo por ayudar a otros, creo que podemos hacer eso si vemos que una hna sola no puede con sus hijos podemos ayudarle, claro siempre y cuando ella y sobre todo el niño quieran je.

    claro que podemos hablar con ellos cuando esten un poco mas grandes y puedan comprender mejor las cosas, lo importante es no desesperarnos, ultimadamente no hay nadie mas cerca de Nuestro Padre que los que tienen poco de haber llegado de alla, son nuestro mejor forma de saber que Dios nos ama, y aunque a veces se portan mal, su sonrisa refleja la sonrisa de quien nos dio todo

    ademas recuerdo siempre esto

    21 Y cuando hubo dicho estas palabras, lloró, y la multitud dio testimonio de ello; y tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos.

    22 Y cuando hubo hecho esto, lloró de nuevo;

    23 y habló a la multitud, y les dijo: Mirad a vuestros pequeñitos.

    24 Y he aquí, al levantar la vista para ver, dirigieron la mirada al cielo, y vieron abrirse los cielos, y vieron ángeles que descendían del cielo cual si fuera en medio de fuego; y bajaron y cercaron a aquellos pequeñitos, y fueron rodeados de fuego; y los ángeles les ministraron.

    nadie mas cerca de ellos, y nadie mejor que nosotros para convertirnos en esos angeles

  2. 2

    Qué lástima que este tipo de post sean los que menos se comentan, discuten, replantean o diversifican aristas.
    Y lo cierto es que es una situación muuuucho más frecuente y transversal entre los miembros de la iglesia que los líderes déspostas, las dudas existenciales histórico/doctrinales o la cuestión coorporativa… parece que el mercado de edificar la fe es menos rentable que el del morbo en internet.
    Sin embargo, el relato toca un aspecto muy interesante para mi gusto, y es cómo el Espíritu se manifiesta en y a pesar de episodios poco convencionales; no de la forma ortodoxa. Es de esperarse que si no logramos sentarnos y reflexionar de la manera conocida durante la repartición de la Santa Cena, no tendremos el mayor provecho de esa ordenanza, pero la experiencia de la Hna y otras muestran como se hacen carne las promesas de la expiación “después de hacer cuanto podamos”, justo cuando nuestras circunstancias justifican que necesitemos una mano de ayuda, y luego de poner lo mejor de nosotros, no antes. Y creo que en esa virtud radica la diferencia.
    Con frecuencia asociamos la reverencia a estar tranquilos y silenciosos escuchando, cuando más que un estado es una actitud de receptividad espiritual, una forma activa de sensibilizar nuestro espíritu con los estímulos de toda ordenanza, mensaje, consejo, himno u oración de la que participamos, justamente con la intención de beneficiarnos espiritualmente, y por cierto para discernir lo que viene del cielo del chamullo.
    Como en todo lo que hecemos, la actitud lo es todo.

    Un abrazo.

  3. 3

    Hola.
    Leer este artículo me ha traído muchos recuerdos porque yo viví con sentimientos muy intensos la etapa a la que se refiere. Por un llamamiento o por otro, desde que me casé hasta la actualidad mi esposo nunca ha podido sentarse con nosotros durante las reuniones de la Iglesia, así que en los años de criar a hijos pequeños me las tuve que arreglar para dominarlos yo sola. También tengo un hijo hiperactivo, y en ocasiones era muy complicado no salir corriendo o estallar cuando tres criaturas reclaman tu atención o tu cuidado al mismo tiempo.
    Cuando el desánimo parecía vencerme, cuándo me preguntaba para qué ir a las reuniones si total me las pasaba cuidando niños, sin concentrarme en lo espiritual, a disgusto, por no disfrutar de ellas, lo más razonable parecía quedarse en casa. Pero nunca lo hice, salvo por enfermedad, claro. Siempre acudía a mi cabeza y a mi corazón la necesidad imperiosa de tomar la santa cena, de realizar ese sencillo acto de compromiso con mi Salvador, de reiterarle que le recordaba y mi vida estaba dirigida por lo que Él esperaba de mí. Además, debía mostrarles a mis hijos que allí era donde ellos debían estar y lo que debían hacer cada domingo.
    Muchas veces tuve que sacarles del salón sacramental o escuchar los discursos desde la guardería, por el sonido allí instalado, incluso (aunque por fortuna pocas veces) ignorar miradas más o menos fulminantes hacia mí o mis niños. Pero en muchas ocasiones también fui bendecida con la amabilidad de quien tomaba a mi inquieto hijo mayor en sus brazos, o a algunos de sus hermanos pequeños para que yo pudiera abrazarlo a él o simplemente darle la atención que estaba reclamando.
    Y ahora recuerdo aquel tiempo no sólo como el más estresante y cansado, sino como el de mayor consuelo espiritual, que no obtuve porque yo tuviese unos momentos de paz durante la santa cena, sino como una manifestación de la bondad y las tiernas misericordias del Salvador por estar yo totalmente dedicada al cuidado de sus pequeñitos.
    Y es verdad, parece que nuestros esfuerzos no funcionan, pero sí lo hacen: porque a causa de ello, de hacer lo mejor que podemos y sabemos, el Salvador, como siempre, pone todo aquello que falta.

  4. 4

    :evilgrin:

  5. 5

    Las experiencias espirituales se manifiestan en diversos tiempos y lugares, y me gustaria comentar 2 puntos. El primero tiene que ver con la falta de sensibilidad que algunas veces los miembros tienen hacias los padres que estan “luchando” contra sus hijos en las reuniones sacramentales, me parece que como padres podriamos hablar y volver a hablar con nuestros hijos para que sean reverentes, pero cuando un niño tiene 2 – 4 años es dificil, ya que ellos ven las cosas desde otro punto de vista. Hace algunos años lei la siguiente historia en una Liahona muy viejita, la comento segun lo que recuerdo,
    “Un par de misioneros habian estado trabajando en una provincia de Argentina, les habia costado mucho poder encontrar a alguien a quien enseñar, hasta que por fin pudieron encontrar a alguien, esta persona era mayor, con una educacion alta. Ellos habian platicado con ella acerca de lo maravillos que era la iglesia y sus reuniones, etc.
    Llego el dia cuando llevaron a la señora a la capilla, entonces sucedio todo lo contrario, la reunion sacramentan no fue lo reverente que esperaban, niños llorando, murmullos, etc.
    Ellos al terminar la reunion dominical, se disculparon por lo desordenada que habia sido la reunion sacramental, ella no habia mencionado nada en todo ese tiempo, entonces en ese momento, ellas les dijo, SUPONGO QUE LA PRIMERA REUNION SACRAMENTAL NO FUE PERFECTA, entonces ellos comprendieron que ella se referia a la ocasion que el Salvador por primera vez partio el pan y dio el vino.”

    Como miembro del obispado cada vez que veo que un niño pequeño esta inquieto o algo por el estilo, me acuerdo y trato de imaginarme ¿Como lo trataria el Salvador a ese niño o como ayudaria a esa madre?
    Creo que debemos ser mas cristianos en ese aspecto, eso si, como miembro del obispado y cada vez que me toca dirigir, les digo a los hermanos que apaguen su celular o que lo ponga en modo de vibrar cada vez que vamos a entonar el himno sacramental.

    El segundo punto que comento es que nunca he entendido porque muchos miembros dicen algo asi “El servicio sacramental es el mas importante, no pasa nada con los demas”, es cierto que en la hora sacramental llevamos a cabo una ordenanza, pero eso no quiere decir que las otras dos horas no son importantes, escuela dominical y sacerdocio, Si estas ultimas no fueran importantes, entonces el Señor no las incluiria en el servicio dominical, y en estas horas tambien se puede recibir o tener una experiencia espiritual.

    Saludos

  6. 6

    Si un obispo ve a su hijo llorando y baja para consolarlo, ¿es visto de manera correcta? O debe permanecer impávido

    1. 6.1

      Muy buena pregunta Silverio, para mi no tiene nada de malo, pero habrá quien te diga que como el esta presidiendo la reunión debe tener la mayor reverencia, y ademas para eso esta su esposa, pero pueden darse miles de circunstancias que provoquen la razón por la que un obispo baje del estrado a poner atención de consuelo a su hijo, puede ser que el sepa que el niño esta enfermo, o es de condiciones especiales etc y no todos los miembros sepan los detalles, en fin ;es percepción de cada individuo aunque el buen Luis CASTILLO nos puede ilustrar si hay algo escrito en algún manual en cuanto al tema….saludos.

    2. 6.2

      Creo que nuestro mayor problema en la Iglesia es cuando aparecen aquellos hermanos con “reglas” que superan el sentido común. No veo nada malo en que un Obispo baje del estrado para atender a su hijo (al fin es Padre antes que Obispo). Pero conociendo algunos miembros estoy seguro que no faltará el que considere que no es una actitud apropiada para el obispo, y tendrá alimento suficiente para la crítica.
      Qué maravilla será el día en que nos miremos como hermanos con un poco más de amor y compasión. Tengo la certeza que cuando nos presentemos ante Nuestro Padre Celestial el será mucho más misericordioso en estos temas ‘domésticos’ de lo que nosotros mismos somos.
      ¿Porque surgen preguntas como la de Silverio?. Porque estamos tan acostumbrados a regirnos a una serie de normas (muchas veces ficticias) que regulen TODO nuestro actuar en la Iglesia, que olvidamos algo tan básico como el sentido común.

      1. 6.2.1

        Mi pregunta, no es si es correcto o malo, mi posición es muy clara, él debería de hacerlo. Mi pregunta era ¿es visto de manera correcta? Por que efectivamente ocurrirán cosas como las que mencionan, hermanos diciendo que el obispo no respeta su llamamiento etc.

        Hace no mucho leí una liahona, donde el mismo Presidente Monson atrasó una junta con todas las autoridades generales por que “La hermana Monson me necesitaba” tenemos también el ejemplo de una ocasión en que en el último cumpleaños de la hermana Monson él se quedó con ella en vez de ir a una rededicación de un templo.

        1. Entonces ya tienes la mejor respuesta, tu opinión personal, saludos Silverio..

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