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Como Admin anda fuera por su trabajo, y además, está literalmente desenchufado de la red, aprovecharé la oportunidad de publicar uno de mis mensajes favoritos de todos los tiempos.
Aún me acuerdo de esa sesión de la conferencia en que lo escuché (admin y yo llevábamos un tiempo de ser novios), y que unas semanas después, él leyó mis apuntes de éste mensaje y le gustó mucho una pequeña frase que decía “Nuestra felicidad está directamente relacionada con nuestra capacidad de amar”, porque así fue como la tradujo el interprete esa vez. : )
Ahora que somos padres, comprendemos mucho, mucho mejor eso. Pero, no debemos ser sólo unos padres que aman.. sino que hijos, hermanos, vecinos, compañeros de trabajo , amigos, conocidos, y aún desconocidos y completos extraños que aman y demuestran amor y preocupación por los demás. Amor y preocupación que bendice y levanta a otros de una manera milagrosa e insospechada. Lo sé porque he visto a otros ejercer este amor verdadero con sus semejantes y en esos semejantes, he visto el agradecimiento a éstos y al Padre Celestial por la bendición de recibirlo.
Espero que este discurso del Elder Groberg, el mismo de la novela y película “Al otro lado del Cielo” les guste.
El Poder del Amor de Dios
Elder John H. Groberg
Liahona. Noviembre 2004
¿Por qué el verdadero amor conmueve todo corazón? ¿Por qué la frase sencilla “Te quiero” produce en todos tal alegría?
El hombre da varias razones, pero la verdadera razón es que toda persona que viene a la tierra es un hijo o una hija espiritual de Dios. Debido a que todo el amor emana de Dios, nacemos con la capacidad y el deseo de amar y ser amados. Uno de los vínculos más fuertes que tenemos con nuestra vida preterrenal tiene que ver con lo mucho que nuestro Padre y Jesús nos amaron y lo mucho que nosotros los amamos a Ellos. Pese a que se descorrió un velo sobre nuestra memoria, siempre que percibimos el verdadero amor, se despierta una añoranza que no se puede negar.
El responder al verdadero amor es parte de nuestro ser verdadero; llevamos en nuestro interior el deseo de experimentar aquí en la tierra el amor que sentimos allá. Únicamente si sentimos el amor de Dios y llenamos nuestros corazones de Su amor podemos ser realmente felices.
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