Slate es una revista politica y social estadounidense, propiedad de The Washington Post. La semana pasada, publicó un muy interesante articulo respecto al tema de la presentación de Coro del Tabernáculo en la ceremonia de toma de mando de Trump. El articulo contiene tanto temas históricos como la implicancias y repercusiones de este hecho.
Hago notar que el contenido y opiniones del articulo no necesariamente contienen mi opinión. Como había dicho anteriormente, personalmente creo que el coro tenia poco margen de acción y estaba obligado a presentarse luego de la solicitud hecha por Trump. El articulo lo que hace es profundizar en este tema y las implicancias de esta accion.
Finalmente, muchas gracias a inkatranslator, por la ayuda en la traducción del articulo.
“No es mi coro”
El Coro del Tabernáculo Mormón ha enojado a muchos al aceptar cantar en la inauguración presidencial de Trump, y ha obligado a una revisión de los valores de la Iglesia SUD
Por Max Perry Mueller
@Slate.com
Durante la mayor parte del 2016, la actitud pomposa de Donald Trump parecía estar creando una brecha sin precedentes entre los mormones y el Partido Republicano que hizo que el magnate adoptara una actitud hostil durante las primarias presidenciales. Y luego llegó un shock inesperado para muchos mormones anti-Trump cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD) anunció en diciembre que 200 miembros del Coro del Tabernáculo – lo más preciado y activo que tienen los mormones en relaciones públicas – prestarían sus voces para celebrar la toma de mando del Presidente Trump.
Se supone que esta alianza Mormones-Trump no debería existir. El último verano y a principios del invierno llegaron gozosos reportes desde los nuevos puntos de concentración anti-Trump (incluido este) que resaltaban los problemas de Trump con los más fieles electores religiosos republicanos en los Estados Unidos. Los mormones, que conocen algo sobre la persecución religiosa auspiciada por el estado, se irritaron ante la censura contra los musulmanes. Se horrorizaron ante la predisposición de Trump de denigrar a los inmigrantes mexicanos, tachándolos de “criminales” y “violadores” (México es el país con más mormones fuera de los Estados Unidos). Luego de la puesta en venta de la cinta Access Hollywood en octubre, el Deseret News – el periódico de la iglesia SUD – sumó su voz a la de varios oficiales mormones electos pidiendo que Trump abandone la carrera presidencial. Evan McMullin, un ex -agente de la CIA, y ex director político de la Conferencia Republicana, siendo también un Santo de los Últimos Días, lanzó una propuesta independiente para las elecciones presidenciales desde Utah. Al presentarse él mismo ante sus correligionarios como la alternativa conservadora ante Trump, McMullin esperaba apartar a los mormones que apoyaban a Trump con el fin de evitar que Utah se volviera rojo. En una contienda cerrada del Colegio Electoral, los proponentes de la “estrategia de Utah” (Utah strategy) teorizaban que el perder los seis votos electorales de ese estado le negaría a Trump el acceso a la Casa Blanca.
Incluso pocas semanas antes del 8 de noviembre aún permanecían las esperanzas de un milagro para McMullin. Una encuesta en Utah ubicaba a McMullin a la cabeza en una carrera entre él, Trump y Clinton. Pero el día de las elecciones, muchos mormones de Utah demostraron que aún eran republicanos. Y aunque el resultado de Trump fue bajo en comparación con el de Mitt Romney, quien ganó el estado con el 72.6% de los votos el 2012, aun así logró ganar Utah con el 45%, frente a un 27% de Clinton y un 21% de McMullin. Un amigo mormón dijo: “Mi tribu se llenó de valor, pero luego finalmente volvieron a convertirse en los evangélicos que no beben”.
Pero fue a finales de diciembre que el dolor de cabeza de la victoria de Trump en Utah se convirtió en angustia para los mormones anti-Trump. Justo antes de Navidad, la iglesia anunció que su amado Coro del Tabernáculo – el cual en el siglo 20 logró hacer de Mormón un sinónimo de Americano gracias a su programa radial de extensa trayectoria y por sus presentaciones en anteriores tomas de mando – había aceptado la invitación para cantar en la toma de mando de Trump. Elton John había dicho que no, al igual que Celine Dion. Pero el coro dijo sí. (Un portavoz de la iglesia me dijo que ellos nunca habían rechazado una oferta para cantar en eventos presidenciales, sea este una toma de mando o de cualquier otra índole). Es así que, el viernes 20 de enero de 2017, 200 o más Santos de los Últimos Días participarán, junto con el segundo puesto de America’s Got Talent, y algunas (no todas) las Rockettes, en la asunción de Trump al oficio más elevado del país. Se ha confirmado que cantarán solo una canción: “America, the Beautiful”.
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En vez de crear una fisura entre los mormones y Trump, la decisión del coro de honrar a un hombre a quien muchos miembros de la iglesia consideran un demagogo nacionalista blanco, ha creado una grieta entre los mismos mormones. Y no solo por cantar. La controversia del coro saca a relucir temas aún no resueltos en la iglesia en cuanto a la raza, la propia historia de persecución contra los mormones, y la persecución que Trump ha prometido que caerá sobre otros.
“El coro ha luchado infatigablemente para ganar respeto para el mormonismo en los Estados Unidos. Ahora Trump está explotando esa respetabilidad”.
Michael Hicks
Inmediatamente después del anuncio de la iglesia, Santos de los Últimos Días alterados tomaron las redes sociales para denunciar el hecho. Sentimientos expresados en palabras como “No es mi coro”, hacían eco a los posteos de “No es mi presidente” que ya circulaban. En este blog, Benjamin Park, un historiador de religión americana y Santo de los Últimos Días, ofreció una disculpa a aquellos “que han sido los objetivos directos de los ataques de Trump. Espero que sepan que la presentación [del coro] no refleja mis valores o intereses, ni de muchos de mis amigos y familiares dentro de la tradición mormona”. Parck rechazó la idea expuesta por la oficina de asuntos públicos de la iglesia que decía que el cantar en la toma de mando no implicaba apoyo para este presidente en particular, ni tampoco “un apoyo implícito a filiación partidaria o política”. Park escribió: “Esta no es la asunción de ninguno de los Bush o de Reagan”, refiriéndose a los tres presidentes en cuyas tomas de mando ha cantado el coro. “Más bien, es la asunción de un hombre que vomita basura racista, se jacta de abusar de mujeres, y alardea de que va a realizar un registro de musulmanes. Este acto hace que las súplicas de la Iglesia por la libertad religiosa, la igualdad de género, y la paz internacional sean huecas”. A partir de este escrito, más de 35,000 personas firmaron una petición en línea, demandando que el coro no asista a la toma de mando.
Tal vez lo más llamativo ha sido la renuncia al coro de la soprano Jan Chamberlain (quien votó por McMullin), para no participar del evento. En su carta de renuncia, la cual se convirtió en viral después de publicarla en Facebook, Chamberlain escribió que su decisión se basó en la moral, no en política. Ella escribió: “Yo nunca podría ‘echarle flores a Hitler’. Y menos cantaría para él”.
Chamberlain dijo que ha recibido abundante apoyo en su decisión de renunciar, y de hacerlo públicamente. A pesar de eso, otros mormones han dicho que su actitud es antipatriota. Es más, otros le han pedido a ella y a los que comparten su punto de vista que también se retiren de la iglesia SUD. Brian Hales, un antiguo miembro del coro que cantó en la toma de mando de George W. Bush, me dijo que Chamberlain “ha influido en miles” con su postura anti-Trump, sacando ventaja de su membresía del coro, lo cual él considera una violación de la “confianza” entre los miembros del mismo, quienes “renuncian a la capacidad… de ser un activista” cuando aceptan participar en él. Hales, quien tampoco votó por Trump, cree que si Chamberlain estaba segura de su decisión, debió haber renunciado tranquilamente en vez de traer “publicidad negativa para la Iglesia”.
La renuncia de Chamberlain ha tenido mucha atención de la prensa. Pero otra miembro del coro, Cristi Ford Brazao, posteó un video en Facebook explicando por qué estaba contenta de cantar en la toma de mando. El vídeo ha recibido más de 160,00 vistas. Sin embargo, para Brazao – una converso negra que creció en Natchez, Mississippi, y que tampoco votó por Trump – el precedente para el “valor” que mostrará al cantar en un evento tan controversial no proviene de las actuaciones anteriores del Coro del Tabernáculo. En vez de eso, ella imitará la fortaleza de “los Pilotos Tuskegee y los Soldados Buffalo que sirvieron a este país en un tiempo en el que [este país] estaba muy dividido”. Más conmovedoramente, Brazao buscará inspiración en “Marian Anderson… quien cantó en dos tomas presidenciales en un momento en el que ella ni siquiera podía caminar hasta la puerta del edificio donde ella presentaba sus conciertos, debido al color de su piel”. Brazao explicó que ella estaba “agradecida por la decisión de Marian de cantar en esas tomas de mando porque ahora ella tenía su ejemplo para seguirlo hoy”.
La posición de Brazao en la controversia del coro personifica la tensión que el coro, la iglesia SUD, y los Estados Unidos escriben con mayúsculas a medida que la nación está en la transición entre Obama y Trump: del primer presidente estadounidense negro – una presidencia progresiva, pluralística y comprometida internacionalmente – a un presidente que basó su campaña en la beligerancia, el aislamiento nostálgico, y las promesas de restaurar a los hombres cristianos blancos a su lugar de hegemonía cultural y política sin igual. Muchos de los mormones que no quieren que el coro cante para Trump quieren que su iglesia corte los lazos con la supremacía blanca sobre la cual, en gran medida, su iglesia y la nación que la engendró están basadas. Esos mormones quieren que su fe refleje el presente y el futuro de una iglesia en la que la mayoría de mormones no son blancos ni estadounidenses. (Más de la mitad de los 15 millones de miembros de la iglesia SUD viven fuera de los Estados Unidos, con las tasas de crecimiento más altas en África, en la diáspora africana, y en Latinoamérica).
Pero la decisión de la iglesia de permitir cantar al coro en la toma de mando refleja una continuidad con el reciente pasado mormón; durante el siglo XX la iglesia usaba al coro para asegurar un lugar para los mormones en la América blanca, una época en la que los mormones no eran considerados cristianos ni blancos. Como el historiador W. Paul Reeve recientemente lo expone en su libro galardonado Religion of a Different Color: Race and the Mormon Struggle for Whiteness (Religión de Diferente Color: Raza y la lucha Mormona por ser Blancos), aún antes de que la iglesia SUD abandonara oficialmente la poligamia en 1890, la América Protestante blanca veía a los mormones menos que blancos – el resultado de alianzas maritales y procreativas impuras que produjeron descendientes denigrados racialmente. Reeve explica que muchos de los americanos promedio veían a los mormones “físicamente diferentes y racialmente más similares a los grupos marginales, en vez de a ellos que eran gente blanca”. “Se asemejaba a los mormones con casi todos los grupos ‘problema’ del siglo diecinueve: negros, indios, inmigrantes y chinos, lo que era una manera de hacerlos menos blancos por asociación”. Al igual que otras minorías no tan blancas cultural y étnicamente – como los judíos, los irlandeses y los italianos – los mormones resaltaron su blancura al contrastarse con la negrura afroamericana, al “ennegrecer” sus cantos y realizar ocasionalmente actos de violencia contra los negros. Tal vez lo más efectivo – y a la larga más problemático – fue que los mormones abrazaran varias doctrinas racistas, entre las cuales se afirmaba que la gente de ascendencia africana fueron marcados con maldiciones bíblicas, lo que originó la práctica racista de la iglesia de excluir a los negros de una membresía total. En virtud de estar contra los negros, la identidad “mormona” se convirtió en sinónimo de “blanco”. Sólo en 1978, luego de que los líderes de más alto rango hubieron recibido una revelación, la iglesia levantó la restricción del sacerdocio sobre los varones de color, y quitó el impedimento sobre las parejas negras de realizar los más sagrados rituales mormones en sus templos.
El Coro del Tabernáculo fue relacionado inextricablemente con la obra de mover a los mormones del lado “equivocado” al lado “correcto” de blanco, como lo expone Reeve. George Pyper, el administrador del Teatro de Salt Lake, propiedad de la iglesia, y que sirvió por mucho tiempo como hogar para muchos grupos de cantantes mormones, también fue el administrador del coro en 1911, cuando éste completó su primera gran gira en los estados del este, que incluyó presentaciones en el Madison Square Garden y en la Casa Blanca para el presidente Taft.
Ronald Reagan hizo famoso el apodo de “El Coro de America”, cuando el Coro del Tabernáculo cantó en la toma de mando de 1981. Pero como me explicó Michael Hicks – autor de The Mormon Tabernacle Choir: A Biography y que enseña música en la Universidad Brigham Young – el coro ya había ganado de manera no oficial esa denominación mucho antes: “La participación del coro en la radio fue casi al mismo tiempo que el de la caída del stock de mercado” en 1929; y el coro, con su mezcla de música patriótica y actuaciones con palabras de inspiración, creó “un lugar de avanzada espiritual para una nación que tambaleaba ante la Gran Depresión”. Hicks me dijo que durante las siguientes cuatro décadas, el programa del coro de “Música y Palabras de Inspiración”, dirigido y anunciado por el apóstol mormón Richard L. Evans, y difundido semanalmente desde la Manzana del Templo en Salt Lake a millones de hogares americanos a lo largo del país, abordaba los “ideales americanos de Dios y patria”. Aunque ocasionalmente citaban escrituras mormonas, “eran más un servicio de anuncios que un programa religioso” diseñados para unir a la nación americana a menudo fracturada por incertidumbres económicas, luchas raciales, y guerras impopulares.
El coro se convirtió en un éxito comercial y de la crítica cuando, en 1959, su presentación del “Himno de Batalla de la República” alcanzó el N° 13 en el Billboard Top 40 y ganó un Grammy el año siguiente. Sin embargo, en 1964, el presidente de la iglesia David O. McKay describió la invitación para cantar en la toma de mando de Lyndon Johnson como el “mayor honor ofrecido al Coro del Tabernáculo”. Desde entonces, el coro se ha convertido en la banda de facto para las tomas de mando. (Bueno, para los republicanos por lo menos. Desde 1964, se ha presentado en las primeras tomas de mando de todos los presidentes republicanos, pero no de los demócratas). Es un papel que el coro y su iglesia han saboreado.
El Coro del Tabernáculo permaneció completamente blanco hasta que Wynetta Martin y Marilyn Yuille, dos del puñado de afroamericanos que se unieron a la iglesia antes de 1978, se convirtieran en las primeras miembros de color del coro en 1970. Con seguridad el coro comprendió el sentido racial y político solapado del chiste no tan sutil del senador Charles Schumer, cuando él anunció en la segunda toma de mando del presidente Obama en 2013 que el “premiado Coro del Tabernáculo” – “el Coro del Tabernáculo de Brooklyn” – le daría una serenata al presidente. Era un coro de (casi) todos de color reemplazando a un coro de (casi) todos blancos en el estrado inaugural, y el simbolismo del momento se puso más rígido por la elección de la canción: el “Himno de Batalla de la República”, la canción con la que se asocia más al Coro del Tabernáculo. Cuatro años más tarde, cuando el presidente Trump tome el oficio y trabaje en la implementación de una agenda en la que hará a cierta parte de América grande de nuevo, me dijo Hicks que “ciertamente el coro estará feliz de regresar” en la toma de mando. Hay sentido al aceptar la invitación: es hacer grande de nuevo al coro”.
Pero de acuerdo con Hicks, irónicamente hay más pérdida que ganancia de grandeza al actuar para Trump. “El coro ha luchado infatigablemente para ganar respeto para el mormonismo en los Estados Unidos. Ahora Trump está explotando esa respetabilidad, cubriéndose con el ‘coro de América’ cuando él mismo no se ha ganado el respeto”. Hicks no está de acuerdo con la decisión de cantar, no sólo por Trump y su “inmanejable bagaje, con el que ahora se asociará el coro a los ojos de muchos”. Hicks piensa que el coro no debería cantar en ninguna toma de mando presidencial. “El coro debería reflejar una visión más amplia de la iglesia”, lo que incluye la incremental diversidad racial e internacional de la iglesia y del mismo coro. “Recuerda que nosotros dejamos los Estados Unidos” para escapar de la persecución religiosa”, me explicó Hicks. Según él, es tiempo de retomar esa historia y dejar la etiqueta de “El Coro de América” atrás, para enfocarse en “promover la paz y la armonía alrededor del mundo”.
Aun así, la iglesia y muchos mormones que apoyan la decisión del coro de actuar en la toma de mando ven el hecho como el deber cristiano del coro. Brazao dijo en su vídeo de Facebook: “Lo que estoy tratando de hacer como persona es ser como Cristo. Jesucristo se asoció con prostitutas, mentirosos y ladrones. Aunque él no aprobó lo que hacían, él no restringió su misión hacia ellos. Mi misión incluye amar, dar paz y esperanza. Y deseo compartir eso con otros, aun si tengo que enfrentar el ridículo porque eso es lo que hizo Jesucristo”. De igual manera, el portavoz de la Iglesia, Eric Hawkings, sugirió que también es el deber patriótico del coro el cantar como “una demostración de nuestro apoyo a la libertad, la civilidad y la transferencia pacífica de poder”.
Ni el candidato Trump ni el president electo Trump han demostrado mucho respeto por la libertad, la civilidad, o la transferencia pacífica de poder. El tiempo dirá si la iglesia SUD apoyará al Presidente Trump cuando él implemente políticas que amenacen el orden democrático americano. Quién sabe si en ese momento alguien escuchará a la iglesia que literalmente cantó para el nuevo presidente.
Max Perry Mueller es profesor asistente de estudios religiosos en la Universidad de Nebraska-Limcoln. Es el autor de Race and the Making of the Mormon People, que se publicará el 2017.
1. Esto sucede cuando se mezcla religión con política. El sesgo republicano de la Iglesia está pasando factura.
2. Muy combativos y perpicases algunas voces mormonas ahora antes de la toma, pero no se dejaron oír antes y no votaron por una opción con posibilidades de ganar. No hubo voto de castigo o voto útil contra los republicanos.
3. A toro pasado se sobredimendionan las protestas contra a Trump. Incorfomes con la inesperada derrota electoral esos mismos incorformes son tan racistas, tan antinmigrantes, y tan imperialistas como al deslenguado al que detestan.
4. Es el nuevo presidente. Las Iglesia debería de marcar una distancia clara del gobierno, pero lo dudo. Seguirá siendo republicana. Seguirá alentando subrepticiamente el voto republicano. Pero tanto evangelicos como momones se gan dado de topes con el candidato ganador. Aunque también es una oportunidad para que el Partido Republicano se sacuda el lastre de los fundamentalistas religiosos. Y sí, también para la creación de un Tea Party religioso.
5. Esperemos que esto sirva para que se deje de usar el coro wn eventos políticos y de identidad Nacional y regrese al ámbito religioso y cultural.
Esto es lo más acertado!!!!
Hicks piensa que el coro no debería cantar en ninguna toma de mando presidencial. “El coro debería reflejar una visión más amplia de la iglesia”, lo que incluye la incremental diversidad racial e internacional de la iglesia y del mismo coro. “Recuerda que nosotros dejamos los Estados Unidos” para escapar de la persecución religiosa”, me explicó Hicks. Según él, es tiempo de retomar esa historia y dejar la etiqueta de “El Coro de América” atrás, para enfocarse en “promover la paz y la armonía alrededor del mundo”.
Cuanto cobran por ir a cantar? mi prima se casa en la iglesia de guadalupe y le gusto el coro, se pódra contratar? digo si se prestan a estas cosas, me imagino tambien van a aeventos publicos
Una sola cosa salva a eeuu de semejante oprobio. Hubo 3 millones más de votos por la inescrupulosa de hillary, obvio en esto tampoco la estado mormón se salva!!!!!
Bien es cierto Jesucristo se asoció con prostitutas, mentirosos y ladrones, pero jamas con Politicos (Pilatos, Herodes, Cesar)…Zapatero a tu Zapato
Pero uno de los mas grandes lideres de la iglesia , no se postulo a la presidencia de USA???
Jose Smith el profeta!
“¡Miré las protestas de ayer pero tengo la impresión de que acabamos de tener una elección! ¿Por qué estas personas no votaron? Las celebridades malamente dañan la causa” Donald Trump en Twitter
Amigos, para que estamos con cosas, la iglesia siempre ha tenido una tendencia hacia derecha, pero a esa derecha racista y nacionalista, la misma que apoya a Trump, bien por ellos.
Espero que esto quede aquí y no deje grietas en la relación del coro con la iglesia y sus miembros
Hasta dónde yo recuerdo, respetamos a nuestras autoridades electas, yo no soy gringa, ni vivo haya, pero creo que la presentación del coro, alude a este principio, además… Que poco aguantan en México tenemos un asno por presidente que terminó el trabajo de los demás al vendernos, cuando marchamos en su contra nos dicen que así no respetamos a nuestro convenio de respetar a los gobernantes, así que me perece que el coro del tabernáculo Mormón simplemente está haciendo lo que predica la iglesia. Ya se acostumbraran a lo que vivimos sus vecinos.
Cuando fue la última vez que el coro vino a latinoámerica?
Creo que eso deja muy en claro que su interés es EUA.
Y digo “su”, por quienes lo representan y a quienes representa.
Hola 🙂 le digo que en latino América hay estacas y en cada una de ella hay un coro respectivo 🙂 y cada una de ella canta igual y estupendo 🙂
Y e igual se siente el espíritu en cada himno 🙂 si usted quiere escucharlo sería que viaje , Trump no llamo a otro coro ya que el solo escucho el coro del tabernáculo y cree que solo ese es el único coro de la iglesia 😉 .
No piense que los miembros de la iglesia son racistas ya que cada uno pertenece a su país y sirve a su país y a sus presidentes de igual manera 😉
Si es mi coro…
Sabia que habrían manitos abajo…. es la intolerancia de los supuestos “tolerantes’…
tal cual , aveces la boca se llena de palabras de tolerancia, pero sus acciones traicionan a su inconsciente intolerante.
Baphomaste
jajaja que chistoso eres Luis
Manito arriba para ti…