Ayer estaba pensando, mientras trataba de calmar a la estelita y le daba un jugo a la mica (por suerte arturo estaba feliz en los brazos de la mama) en que eso de “Domingo Día de Reposo” y sobre todo el clásico de que el domingo “recargo las pilas espirituales”, lo mas probable es que es completamente cierto, excepto para para el grupito de padres con niños pequeños, por que los domingos para ese grupito de miembros, recorcholis, suele ser toda una aventura.
Típico día domingo para familia sud con niños pequeñitos: Levantarse muy temprano, mamaderas, repartir quien cambia pañales y viste a cada uno, buscar la ropa “dominguera”, vestir a los bebes mientras se cuida que los ya vestidos no se ensucien o mojen jugando, arreglar la ropa mal puesta (a mi me pasa siempre que me retan por que me equivoco con el orden de las prendas, o se las coloco al revés), lavar caritas y peinar (con los problemas cuando NO tienen animo de que les peinen), correr y comer algo a la rápida, buscar los himnarios (los domingos en las mañanas, siempre están en sitios distintos), y todo lo anterior sin contar que hay que ducharse, afeitarse y todos los extras que nuestras esposas tienen que realizar y que son particulares de ella (por que a la hora que a los dos nos tocase maquillarnos, ahí si que no llegamos nunca).
Lo mas curioso es eso de comprobar la teoría general de la relatividad del tiempo: No importa si uno se levanta 3 horas o 30 minutos antes, el tiempo “se estirara”: uno terminara saliendo siempre atrasado de casa.
Y bueno, se llega a la capilla. Hay que olvidarse de utilizar las cómodas y acolchonadas bancas de los primeros puestos de la capilla, aun recuerdo con cariño como toda mi niñez y juventud me sentaba en la segunda banca a la izquierda…. no, ahora con suerte uno alcanza a llegar al salón cultural, se sienta atrás en la parte de sillas solamente y cerca de las puertas, y comienza la “prueba de fe”.
Los niños pequeños son simpáticos. Les gusta cantar, así que los primeros 5 minutos todo bien: Mueven las manitos cuando ven a la hermana dirigir el himno, sonríen e inclusive agachan la cabecita y permanecen en silencio en la oración. Uno comienza a adquirir fe. Sin embargo por lo general, esta fe es puesta a prueba. Con algo de suerte se puede pasar la santa cena, pero hay días en que uno no anda “bendecido”… uffff…. Si hay algo que me estresa es cuando los niños, mis niños (que en mi caso tienen 3, poco menos de 2 y como 9 meses) comienzan a hacer ruido o a molestarse (lo que incluye, mas ruido) en medio de la santa cena. Me trauma!.
A mi me gusta disfrutar de la paz y solemnidad de la santa cena, cuando era soltero, o no teníamos niños, como que igual mirábamos un poco feo si habían familias con niños algo desordenados (aunque con los niños igual no es problema, cuando en la santa cena los adultos hacen ruido, o responden celulares, u otras cosas, esos si me pican, pero ese es otro cuento), pero ahora que soy padre, los quince minutos de la santa cena son realmente una prueba mayor. El Profeta decía que “una religión sin sacrificio no puede desarrollar la fe necesaria para la salvación”, me pregunto si se aplicara a lo que pasamos los que tenemos hijos pequeños.
De hecho a mi me da hasta risa que cuando termina la santa cena, miro alrededor (casi todas las parejas jóvenes con niños pequeños se sienta junto a nosotros, al final del salon cerca de las salidas) y todos suspiran con alivio. No es que ahora se pueda hacer ruido libremente, pero, por lo menos, ya salimos de la santa cena.
Y bueno, después vienen los trucos que cada familia tiene para mantener quietos a sus pequeños (revoltosos) tesoros. Por allí niños que pintan o dibujan en hojas de papel (a la mica le encanta), por allá niños comiendo galletas o jugitos (estoy seguro que la estelita sube de peso cada domingo), los mas tech jugando con sus celulares inteligentes (en modo sin ruido) y los clásicos, con esos “libros silenciosos” que siempre he tenido la idea son mas divertidos de hacer que útiles de usar, ya que nunca entretienen mas que un par de ocasiones a los pequeños.
Y también aparecen los recursos de emergencia. Este fin de semana comenzamos con “la pieeezaaaaa silenciosa” que alguien nos compartió en cumorah: Cuando los niños quieran salir, se sale pero no a pasear, sino que se encierra en una sala y uno se sienta con el niño frente a uno sin dejar que hagan nada: “O te aburres aquí, o vuelves con la mama a la capilla, pero no estamos aquí para jugar”. Bueno, ayer comenzamos bien con el experimento pero descubrí que solo se puede usar de un niño a la vez, si se juntan dos, comienzan a “retroalimentarse” entre ellos y hasta allí nomas llega “la pieeezaaaa silenciosa”.
Y bueno, para que vamos a inventar cosas. Cuando termina la capilla, uffff, es un alivio tremendo!!!. Que recarga de baterías espirituales ni que ocho cuartos, yo vengo por que se que tengo que venir y me siento feliz con mi familia en la Iglesia, así como yo era feliz cuando niño, pero salimos muchas veces literalmente agotados de la capilla y si pienso en el próximo domingo, uffff, bueno, recuerdo que simplemente tengo que fortalecer mas mi fe con la “adversidad”.
Así que encanta la iglesia y el día domingo, pero supongo (y sinceramente espero) que volverá a ser un día de reposo, quizás, en unos 4 o 5 años mas…. por que por mientras quizás se trata del día, o por lo menos la mañana mas estresante y cansadora que tenemos aunque seguro que si se toma con un buen (y semimasoquista) humor al mismo tiempo de seguro es también el día mas “divertido” (entrecomillas) de la semana 🙂
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