Por Pablo A.
En la misión aprendí algo que sin duda cambio mi manera de ver las escrituras y en especial el libro de Mormón y lo más importante la manera que tengo de ver la expiación del Salvador aplicada en mi vida. Algo que nos enseñan, que es lo más importante en la Misión, es el poder e importancia del Santo Espíritu en la obra, ya sea en la obra misional o en la perfección de los santos, porque como se nos enseña en la sección 42 “si no tenemos el Espíritu no podemos enseñar”. He aprendido una manera, que para mí es la más importante, de como podemos obtener el Espíritu a través del estudio de las santas escrituras.
Mediante el estudio que he tenido en las escrituras una de las claves que encontrado es el tema “La Palabra”, precisamente cuando escuchamos o leemos la Palabra de Dios, cuales son las consecuencias que inmediatamente se empiezan a desarrollar al poner a prueba el poder de la palabra de Dios. He encontrado un tipo de mecanismo y me gustaría poder expresarles por medio de este estudio como es que podemos desarrollar este mecanismo que nos puede llevar a disfrutar del poder purificador del Getsemaní, es decir la expiación. El mecanismo que empieza a desarrollarse es el de la “remisión de los pecados”, pero ¿Qué relación tiene la Palabra ya sea leída o escuchada con la remisión de los pecados?, (mi enfoque se dirige especialmente a las consecuencias de leer la palabra o el hecho de escucharla, ya sea con un corazón abierto o cerrado) Piensen un segundo en eso. ¿Qué relación tiene la Palabra con la remisión de los pecados? bueno pasa lo siguiente, en romanos 10:17 el Apóstol Pablo nos dice que “la fe es por el oír y el oír es por la palabra de Dios”, y en el libro Predicad mi Evangelio capítulo 3, en la lección 3 en el principio de la fe nos dice además “También incrementamos nuestra fe escuchando la palabra de Dios y leyendo la palabra de Dios” entonces descubrimos algo, que al escuchar o leer la palabra empezamos a ejercer fe y a la vez a incrementarla, pero ¿Por qué se produce ese efecto? ¿Por qué de una manera tan simple el hombre puede comenzar a desarrollar fe en algo que aun no ha visto o no conoce? (Respuesta véase en el estudio: “La virtud de la palabra de Dios”), es en este momento cuando tenemos que mencionar la importancia del Libro de Mormón, pero ¿Por qué siempre el Libro de Mormón? José Smith el Profeta dijo: “Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro”. En 2Nefi 25:26 nos dice en resumen, el cual para mi es perfecto, ya que proviene de la Santa Escritura misma, resumen que no señala sobre cual es el contenido de tal libro, la escritura dice: “Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías para que nuestros hijos sepan a que fuente han de acudir para la remisión de sus pecados”, eso es en sí lo que contiene este libro que nos acercará a Dios más que cualquier otro libro, y haré énfasis especial en la última frase de la ya citada escritura “para que nuestros hijos sepan a que fuente han de acudir para la remisión de sus pecados”, ya que esta frase nos dice que estas palabras, o sea las predicaciones, las conversaciones, los gozos, las profecías que escribían los santos profetas en las planchas, nos ayudaran a poder obtener, como hombres caídos, la remisión de nuestros pecados, por tanto el Libro de Mormón es “la fuente” por excelencia para este proceso y se entiende por “fuente” al lugar donde mana agua, donde nace un manantial, en sentido figurado la utilizamos para designar la fuente de producción de este mecanismo que es la remisión de los pecados, entonces los profetas de la antigüedad por medio de este libro nos proveen una manera o nos proveen la fuente para poder ser puros y limpios para presentarnos ante el Señor como El desea, es así entonces que al ejercer fe en Cristo por medio del Libro de Mormón inmediatamente se empieza a desarrollar en nosotros el mecanismo de la remisión de los pecados. Cabe además destacar que en este libro encontramos las bases fundamentales de la eternidad, tales como la creación, la caída y la expiación y para poder entender de mejor manera como vivir la expiación es vital e imprescindible la comprensión cabal de este libro, pues como dijo Bruce R. McConkie que no estaremos tranquilos ante Dios si no hemos estudiado diligentemente este libro, por eso he querido resaltar la importancia de este tomo de escrituras sagradas, sin desmerecer los demás libros canónicos.
Aclarada ya la importancia del Libro de Mormón para este proceso de la remisión de nuestros pecados, seguiremos analizando como es que “la palabra” o sea las sagradas escrituras nos proveen de fe. Como sabemos la fe es el primer principio del evangelio, y esta fe necesita fortalecerse y ejercerse cada día para poder pasar a ese segundo principio conocido como el arrepentimiento y ¿Qué lo hace? ¿Qué hace posible el incremento de nuestra fe? Hemos leído que el leerla o escucharla, pero ¿es lo único? Os digo que no, y ahora deseo citar al profeta Alma, en el momento en que le habla a los pobres zoramitas, Alma 32:28-29 (33) y Comparemos “La Palabra” al Libro de Mormón, para eso cambiemos la palabra semilla por Libro de Mormón, “Compararemos, pues, la palabra a una semilla (libro de Mormón). Ahora bien, si dais lugar para que sea sembrada una semilla (libro de Mormón) en vuestro corazón, he aquí, si es una semilla (libro de Mormón) verdadera, o semilla (libro de Mormón) buena, y no la echáis fuera por vuestra incredulidad, resistiendo al Espíritu del Señor, he aquí, empezará a hincharse en vuestro pecho; y al sentir esta sensación de crecimiento, empezaréis a decir dentro de vosotros: Debe ser que ésta es una semilla (libro de Mormón) buena, o que la palabra es buena, porque empieza a ensanchar mi alma; sí, empieza a iluminar mi entendimiento; sí, empieza a ser deliciosa para mí. He aquí, ¿no aumentaría esto vuestra fe? Os digo que sí; sin embargo, no ha llegado a ser un conocimiento perfecto.” Como dice versículo 29 “¿no aumentaría esto vuestra fe?, He aquí os digo que sí”. Cada acto de fe nos ayuda, cada acto de fe que hacemos es para una sola cosa “Arrepentimiento”, y como señala el Apóstol Santiago “la fe sin obra es muerta“, ahora ¿Qué tipo de obras, o cual es la obra? Y Amulek nos enseña en Alma 34:32 “Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra.” y como sabemos en estos versículos se nos enseña que es “hoy” cuando debemos arrepentirnos, entonces necesitamos día a día más y más fe para que día a día podamos experimentar la expiación de lleno y día a día lo que podemos hacer entonces sin ninguna duda es leer el Libro de Mormón, el cual nos provee fe, el cual por medio de lo que ahí se nos relata comienza a manifestarse la persona misma de Cristo, es el mismo libro de Mormón quien se encarga de manifestarnos personalmente a Cristo, el Señor Omnipotente, como nos dice en 1 Nefi 14:1 “Y sucederá que si los gentiles escucharen al Cordero de Dios el día en que él mismo se manifieste a ellos, tanto en palabra, como también en poder, real y verdaderamente, para quitar sus tropiezos” (cursiva agregada) es por eso la relevancia de Cristo, es por eso la importancia del Libro de Mormón el cual nos enseña a Cristo mismo.
Ahora, leamos Alma 34:16-17 “Y así la misericordia satisface las exigencias de la justicia, y ciñe a los hombres con brazos de seguridad; mientras que aquel que no ejerce la fe para arrepentimiento queda expuesto a las exigencias de toda la ley de la justicia; por lo tanto, únicamente para aquel que tiene fe para arrepentimiento se realizará el gran y eterno plan de la redención. Por tanto, hermanos míos, Dios os conceda empezar a ejercitar vuestra fe para arrepentimiento, para que empecéis a implorar su santo nombre, a fin de que tenga misericordia de vosotros” Cuando ejercemos fe empieza a desarrollarse el segundo principio del Evangelio el Arrepentimiento y comienza a “realizarse el gran y eterno plan de la redención”, (cursiva agregada) o sea, solo cuando ejercemos fe para arrepentimiento el plan de redención se aplica a nosotros, o sea la Expiación de Cristo se aplica sobre nosotros.
Quisiera también agregar otra de las funciones de la fe, de hecho para mi este punto es el mas vital para nuestra relación con nuestro Padre, se trata de no tan solo esa fe que nos motiva a buscar un sincero arrepentimiento, sino, aquella fe que nos va a motivar a un plano aun mas elevado, y lo presento con esta interrogante: ¿Es más importante arrepentirse o no pecar? Personalmente la respuesta para mí, y es lo que nuestro Padre nos pide es el hecho de ejercer la fe con el fin de no pecar, ejercer la fe con el fin de siempre estar en una armonía con el Espíritu del Señor, y es ahí donde deseo dar fundamental importancia, ya que es sabido que muchas veces nos es mas importante buscar el arrepentimiento que buscar una manera de no pecar, la escritura nos enseña “Si existen dos cosas, y una esta sobre la otra, habrá cosas mayores sobre ellas” (Abraham 3:16) y luego mas adelante nos dice “Estos dos hechos existen: Hay dos espíritus, y uno es más inteligente que el otro; habrá otro más inteligente que ellos; yo soy el Señor tu Dios, soy más inteligente que todos ellos” (Abraham 3:19) y como señalaba en el párrafo anterior existe el hecho más importante y vital de que la fe verdaderamente nos lleva al arrepentimiento, pero otro hecho existe mayor que el primero, o sea el punto de que la mayor motivación de la fe es que nos lleva a no pecar, a no cometer alguna ofensa en contra del Espíritu Santo y poder gozar constantemente su compañía. Junto con esta explicación quisiera mencionar un ejemplo de las santas escrituras, y qué mejor ejemplo que los Anti-Nefi Lehitas, quienes habiendo sido lamanitas tuvieron un gran cambio de corazón debido a la predicación efectuada entre ellos, la escritura nos dice “Y he aquí, también le agradezco a mi Dios que, por haber iniciado estas relaciones, nos hayamos convencido de nuestros pecados y de los muchos asesinatos que hemos cometido. Y también le doy gracias a mi Dios, sí, a mi gran Dios, porque nos ha concedido que nos arrepintamos de estas cosas, y también porque nos ha perdonado nuestros muchos pecados y asesinatos que hemos cometido, y ha depurado nuestros corazones de toda culpa, por los méritos de su Hijo. Pues he aquí, hermanos míos, en vista de que (por ser nosotros los más perdidos de todos los hombres) nos ha costado tanto arrepentirnos de todos nuestros pecados y de los muchos asesinatos que hemos cometido, y lograr que Dios los quitara de nuestros corazones, porque a duras penas pudimos arrepentirnos lo suficiente ante Dios para que él quitara nuestra mancha; ahora pues, muy amados hermanos míos, ya que Dios ha quitado nuestras manchas, y nuestras espadas se han vuelto lustrosas, no las manchemos más con la sangre de nuestros hermanos. He aquí, os digo que no. Retengamos nuestras espadas para que no se manchen con la sangre de nuestros hermanos; porque si las manchásemos otra vez, quizá ya no podrían ser limpiadas por medio de la sangre del Hijo de nuestro gran Dios, que será derramada para la expiación de nuestros pecados. Y el gran Dios ha tenido misericordia de nosotros, y nos ha dado a conocer estas cosas para que no perezcamos; sí, nos ha dado a conocer estas cosas anticipadamente, porque él ama nuestras almas así como ama a nuestros hijos; por consiguiente, en su misericordia nos visita por medio de sus ángeles, para que el plan de salvación nos sea dado a conocer, tanto a nosotros como a las generaciones futuras. ¡Oh cuán misericordioso es nuestro Dios! Y he aquí, ya que nos ha costado tanto lograr que nos sean quitadas nuestras manchas, y que nuestras espadas se vuelvan lustrosas, escondámoslas a fin de que conserven su brillo, como testimonio a nuestro Dios en el día final, el día en que seamos llevados para comparecer ante él para ser juzgados, de que no hemos manchado nuestras espadas en la sangre de nuestros hermanos, desde que él nos comunicó su palabra y nos limpió por ello. Y ahora bien, hermanos míos, si nuestros hermanos intentan destruirnos, he aquí, esconderemos nuestras espadas, sí, las enterraremos en lo profundo de la tierra para que se conserven lustrosas, como testimonio en el último día, de que nunca las hemos usado; y si nuestros hermanos nos destruyen, he aquí, iremos a nuestro Dios y seremos salvos. Y aconteció que cuando el rey hubo dado fin a estas palabras, estando reunido todo el pueblo, tomaron ellos sus espadas y todas las armas que se usaban para derramar sangre humana, y las enterraron profundamente en la tierra. E hicieron esto, porque a su modo de ver, era un testimonio a Dios, y también a los hombres, de que nunca más volverían a usar armas para derramar sangre humana; y esto hicieron, prometiendo y haciendo convenio con Dios de que antes que derramar la sangre de sus hermanos, ellos darían sus propias vidas; y antes que privar a un hermano, ellos le darían; y antes que pasar sus días en la ociosidad, trabajarían asiduamente con sus manos. Y así vemos que cuando estos lamanitas llegaron a conocer la verdad y a creer en ella, se mantuvieron firmes, y prefirieron padecer hasta la muerte antes que pecar; y así vemos que enterraron sus armas de paz, o sea, enterraron sus armas de guerra en bien de la paz.”
Pero continua, luego de poder haber pasado por ese proceso del arrepentimiento, el arrepentimiento según Dios, el arrepentimiento sincero nos trae un poderoso cambio de corazón, y como lo señala el Rey Benjamín en Mosíah 5:2 “Y todos clamaron a una voz, diciendo: Sí, creemos todas las palabras que nos has hablado; y además, sabemos de su certeza y verdad por el Espíritu del Señor Omnipotente, el cual ha efectuado un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente”. El arrepentimiento sincero nos trae los frutos del espíritu, nos trae paz, gozo, nos hace manso y humildes, y es ahí cuando viene “la visitación del Espíritu Santo, el cual consolador llena de esperanza y de amor perfecto, Amor que perdura por la diligencia en la oración, hasta que venga el fin, cuando todos los santos morarán con Dios” (Moroni 8:25-26.) Al recibir esa visitación de Espíritu, tenemos dos puntos, el primero es el que repetidas veces nos comunicó Elder Viñas, que el hecho de tener fe, arrepentirse, recibir el Espíritu Santo es un ciclo, es un proceso que no debería acabar, y vez que aplicamos estos principios nos hacemos o nos volvemos más y más sensibles a la guía del Santo Espíritu. Y el segundo punto es que solo y únicamente a través del Espíritu podemos tener revelación y José Smith declaró: “Sin revelación no hay salvación.” Punto. Debemos procurar el Espíritu siempre, siempre, siempre, y recibir revelaciones diariamente, así como Nefi, que era hijo de Helamán “Y en el año setenta y nueve empezó a haber muchas contenciones. Pero sucedió que Nefi, Lehi y muchos de sus hermanos que sabían concerniente a los verdaderos puntos de la doctrina, pues recibían muchas revelaciones diariamente; por lo tanto, predicaron al pueblo, de modo que hicieron cesar sus contenciones ese mismo año.” Esa es una de las claves del evangelio, debemos estudiarlo, meditarlo y vivirlo siempre. Pero luego de haber recibido al Espíritu en nuestras vidas, ¿Está todo listo?, no, al contrario, solo ha empezado, por que luego que recibimos el maravilloso don comienza la obra por los demás, por que hasta este punto solo hemos llegado a realizar la obra por nosotros mismo, estos es buscar la reconciliación con Dios, y luego de haber recibido la guía del Espíritu tenemos la siguiente escritura en el libro de Éter capítulo 12, versículo 2 y 3 “Y Éter era profeta del Señor; por tanto, Éter salió en los días de Coriántumr y empezó a profetizar al pueblo, porque no se le podía restringir, debido al Espíritu del Señor que había en él. Porque clamaba desde la mañana hasta la puesta del sol, exhortando a los del pueblo a creer en Dios para arrepentimiento, no fuese que quedaran destruidos, diciéndoles que por medio de la fe todas las cosas se cumplen” Como vemos lo que nos resta hacer luego de haber recibido la guía del consolador es nosotros abrir la boca y predicar el evangelio a los demás para que de esa manera ellos también puedan ser participes de la reconciliación con Dios y así poder extender el reino de Dios en la tierra. Uno de mis ejemplos favoritos en las escrituras es el de Alma hijo, el cual la escritura nos enseña “Y aconteció que los hijos de Alma salieron entre el pueblo para declararle la palabra. Y el mismo Alma no pudo descansar, y también salió.” Me llama mucho la atención por otra escritura que señala lo contrario a lo que Alma hizo en esta ocasión, en Alma 8:1 “Y sucedió que Alma retornó de la tierra de Gedeón, después de haber enseñado al pueblo de Gedeón muchas cosas que no pueden ser escritas, habiendo establecido allí el orden de la iglesia, como lo había hecho anteriormente en la tierra de Zarahemla, sí, volvió a su propia casa en Zarahemla, para descansar de las obras que había efectuado.” ¿Cuál es la diferencia en estos dos versículos?, al parecer es clara, en la cual en una nos dice que simplemente Alma descanso y en la otra no, es ahí que quiero recalcar el poder de la expiación, en el capítulo 8 Alma recién comienza su ministerio, acababa de terminar su primera predicación entre su pueblo, pero en el capitulo 43 ya tenemos a un experimentado Alma, el cual ya había adquirido una gran experiencia en los asuntos del Señor, tenía tan asumida la responsabilidad de predica el evangelio por el conocimiento y Espíritu que poseía que le era ya a esa altura descansar, simplemente no podía, simplemente comprendía la urgencia de la obra y sabía lo que era la expiación, sin duda un gran ejemplo, porque además vale decir que Alma ya estaba entrado en años, en dos capítulos más él al parecer es trasladado, es decir cuando sucede lo de Alma 43, Alma ya era un hombre entrado en años, pero a pesar de eso, él predicó el evangelio.
Existe un escritura que resume todos estos principios acá tratados, se encuentra en Helamán 15:7 “Y he aquí, sabéis por vosotros mismos, porque lo habéis presenciado, que cuantos de ellos llegan al conocimiento de la verdad, y a saber de las inicuas y abominables tradiciones de sus padres, y son conducidos a creer las Santas Escrituras, sí, las profecías escritas de los santos profetas, que los llevan a la fe en el Señor y al arrepentimiento, esa fe y arrepentimiento que efectúan un cambio de corazón en ellos; por lo tanto, cuantos han llegado a este punto, sabéis por vosotros mismos que son firmes e inmutables en la fe, y en aquello con lo que se les ha hecho libres.” He puesto en cursiva, “Las santas escrituras los llevan a la fe en el Señor y al arrepentimiento, esa fe y arrepentimiento que efectúan un cambio de corazón“. De esta manera podemos conocer a Cristo, como dice en DyC 132:24 “Esto es vidas eternas: conocer al único Dios verdadero y a Jesucristo a quién El ha enviado. Yo soy El. Recibid, pues mi ley.”, y luego el mandamiento de Moroni en Éter 12:41 “Y ahora quisiera exhortaros a buscar a este Jesús de quien han escrito los profetas y apóstoles, a fin de que la gracia de Dios el Padre, y también del Señor Jesucristo, y del Espíritu Santo, que da testimonio de ellos, esté y permanezca en vosotros para siempre jamás. Amén.”, y conociéndole, buscándole en las escrituras por medio del estudio y la fe desarrollar más atributos semejantes a Él. Esa es la importancia de la Palabra, que si nos damos cuenta, todo, todo empieza por la Palabra, esa es la clave, y me gustaría terminar y decirles que significa la Palabra, la Palabra es Cristo, nuestro Redentor, el Principio y el fin, el Alfa y la Omega, el Creador de todas las cosas desde el Principio. ¿Se dan cuanta por que es tan importante leer las escrituras?, Recuerden eso “la Palabra es Cristo”. Lean Helamán 3:28-30. Sé sin ninguna duda que el Libro de Mormón puede cambiar eternidades, y mejorar nuestros espíritus, y al tener el espíritu podemos progresar por medio de la revelación, lo he visto en la Misión, Sé que Jesús es el Cristo que El vive y reina y que algún día ha de volver con poder y gran gloria para reinar por las eternidades.
Alarcon?