El 17 :)

Los dientes no me lavaré, un niño exclamó ♪
Ya me lavé, ya me peiné, con eso me bastó. ♪♫
Mas en su boca se oyó un grito de placer, ♪
Y los microbios sin temor, salieron a comer. ♫

Dijeron, llenos de placer: Aquí hay buen hogar ♪♫
Entre sus dientes sin lavar, podremos festejar. ♪
Oyó el niño de su plan y pronto se lavó, ♫
A los microbios él mató, ni uno escapó. ♪♫

😀

¡Oh, está todo bien!

La mañana del día 15 de abril de 1846, William Clayton, un hermano que trabajó como secretario y transcriptor para el profeta José Smith y luego para Brigham Young, recibió la noticia de que su esposa, Diantha, había dado a luz a su hijo. Sin embargo, eso no sería lo único por lo que el Hermano Clayton recordaría ese día, ya que su alegría y su confianza en el Señor lo condujeron a escribir el himno ”¡Oh está todo bien!”

El Hermano Clayton estaba por esos días entre quienes viajaban al Oeste, y su esposa, debido al embarazo, esperaba en Nauvoo el momento adecuado para reunirse con él, por lo que en su viaje él constantemente se preguntaba cómo estaría ella y el bebé de ambos que estaba por nacer. Como la comunicación era muy difícil, Clayton no supo sino hasta varios días después de la llegada de su saludable hijo, y de las fiebres palúdicas y las paperas que aquejaban a su esposa.

En su diario, él escribió: “Esta mañana, compuse un nuevo himno: ¡Oh, está todo bien! – Siento ganas de agradecer a mi Padre Celestial por mi niño y de orar para que El guarde y conserve su vida y la de su madre, de modo que pronto podamos reunirnos otra vez.” (Diario de William Clayton. 1921, pg 19)

Este himno, como Clayton esperaba, brindó esperanza a los fatigados pioneros, recordándoles que su Padre Celestial estaba con ellos en su viaje; que al final, no importando lo que ocurra en el trayecto, ellos estaban en las manos de Dios y todo estaba bien.

Hoy, el himno continua inspirando, fortaleciendo, y elevando a los miembros de la Iglesia.

Heber J. Grant:
“Creo que William Clayton fue inspirado por el Señor cuando escribió este himno… Fue un maravilloso viaje el que los pioneros estaban comenzando… Tengo admiración por el corage, la fe y el poder de voluntad de nuestros pioneros que se hicieron al camino, no conociendo a donde se dirigían, pero cantando: ‘Santos, venid, sin miedo, sin temor, mas con gozo andad’. Este himno no fue sólo un buen consejo para aquellos que viajaron a través de las planicies, sino que es un buen consejo para cada uno de nosotros, en cada día de nuestras vidas. Un espíritu alegre, feliz, de serenidad, complace a nuestro Padre Celestial. La capacidad y la habilidad de creer y aceptar la escritura que nos enseña a reconocer la mano de Dios en todas las cosas (DYC 59:21) complace a nuestro Padre Celestial.”

Basado en el artículo “Come, Come Ye Saints” de www.children.ldsblogs.com y en el Capítulo 14 “Oh, está todo bien” de Enseñanzas de los Presidentes de La Iglesia: Heber J. Grant, pág 129.

Historias de Himnos – Firmes Creced en la Fe

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Cuando era director del Coro de Tabernáculo, Evan Stephens, acababa de terminar de dirigir el coro para una sesión de la Conferencia General y entonces, silenciosamente tomó asiento y se inclinó hacia adelante con inquietud, esperando el mensaje que el Presidente Joseph F. Smith estaba a punto de entregar. Él se emocionó con el discurso del profeta, el cual se refería a la juventud de la Iglesia, a las presiones del mundo que ella enfrenta, y a la importancia de ser leales a las enseñanzas del evangelio.

Al finalizar la reunión, el Hermano Stephens fue a caminar a solas por City Creek Canyon -un pequeño arroyo que pasa por el centro de Salt Lake City- ponderando en su corazón las palabras inspiradas del Presidente. Se sentó “sobre una roca que se mantenía bien firme a la presión del agua que corría intensamente.” La roca le pareció una simbólica analogía de lo que había escuchado esa mañana. De pronto las palabras y la música vinieron a él para convertirse en lo que sería uno de los himnos favoritos de la juventud. Sentado sobre aquella roca, escribió las palabras y la música de “Firmes Creced en la Fe.” Él, como el profeta, amaba a la juventud y mencionó que este himno “era su consejo espiritual para ellos.”

Divina Luz

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Cuando era un joven sacerdote que viajaba por Italia en 1833, el inglés John Henry Newman afrontó obscuridad emocional y física cuando una enfermedad lo detuvo ahí durante varias semanas. Se sintió sumamente desalentado, y una enfermera que lo vio llorando le preguntó qué le sucedía. Lo único que pudo responder era que estaba seguro que Dios tenía una obra para él en Inglaterra. Ansioso por regresar a casa, por fin pudo encontrar pasaje en una pequeña embarcación.

Poco después de que la embarcación hubo zarpado, descendió una densa niebla que obscureció los peligrosos acantilados que los rodeaban. Al estar atrapados durante una semana en las húmedas y grises tinieblas, sin que la embarcación pudiese moverse ni para adelante ni para atrás, añoró la seguridad de casa, con unas ansias que pronto comenzó a asociar con un anhelo tremendo por la luz y el bienestar divino. El suplicó la ayuda del Salvador al escribir la letra de un querido himno, conocido hoy en dia como: “Divina Luz”.

Divina Luz, con esplendor benigno. . .
Oscuras son la noche y la senda;
Muy lejos de tu pabellón estoy,
y al hogar de las alturas voy.
(
Himnos, Nº 48)

Este himno expresa una enseñanza que en nuestro corazón sabemos que es verdadera: aunque los pesares apaguen otras fuentes de luz, Cristo iluminará nuestro sendero “con firme pie”, y nos mostrará el camino a casa. Porque como el Salvador ha prometido: “. . .el que me sigue, no andará en tinieblas” (Juan 8:12).

(Parte del discurso ”Divina Luz”, de Virginia U. Jensen. Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro. Conferencia General de Octubre de 2000)

Divina Luz/Lead Kindly Light
http://www.youtube.com/watch?v=S1fF4sZd6ZI